Estrés en ganado: causas y  consecuencias (Parte I)

Dra. María Mercedes Odeón – Universidad de Buenos Aires

Resumen

En los últimos años se está dando una importancia creciente a las normas sobre bienestar animal debido a la confluencia de varios factores, como el mayor conocimiento en distintas disciplinas relacionadas con los animales de producción (el comportamiento animal, la fisiología del estrés y el manejo correcto de los animales), la relación directa entre estos conocimientos y los niveles de producción estables y competitivos a mediano y largo plazo, y una mayor concientización social sobre las necesidades de los animales; así como el rechazo hacia los abusos. De esta forma, una vez superadas las necesidades de incremento en el abastecimiento de productos, se han empezado a fijar otros parámetros para cumplir con las demandas sociales en el ámbito de la producción ganadera, uno de esos parámetros, cada día más importante, es el bienestar animal. En esta revisión se intenta destacar la importancia del bienestar de los animales, tanto por la calidad de vida de los mismos, como por su impacto sobre la producción ganadera.

Se exponen los principales factores generadores de estrés en ganado, así como los efectos fisiológicos y sus impactos negativos sobre la producción. En vías de brindar una mejor vida al animal y aumentar la calidad del producto, cada vez más países y consumidores imponen exigencias legales y reglamentarias que determinan estándares de bienestar para el manejo animal. Es por todo esto que el bienestar animal adquiere cada vez mayor relevancia en todo el mundo.América Latina se encuentra actualmente atravesando un proceso de adaptación a los nuevos requerimientos internacionales.

Objetivo

En esta revisión se intenta destacar la importancia del bienestar de los animales, tanto por su calidad de vida como por el impacto que promueve sobre la actividad ganadera. Se exponen los principales factores generadores de estrés en el ganado, así como los efectos fisiológicos y sus consecuencias negativas sobre la producción.

El estrés

La presencia o ausencia de estrés son indicadores potenciales del bienestar animal.

A lo largo de la evolución; las especies han desarrollado mecanismos fisiológicos y comportamentales para enfrentarse con el estrés, por lo cual únicamente se amenaza la comodidad y vitalidad del ganado cuando se produce un cambio biológico significativo que pone en riesgo el confort y la salud.

Por esta razón, los síntomas del síndrome general de adaptación, lejos de indicar sufrimiento, pueden estar exponiendo que el animal tiene una buena respuesta al medio. Asimismo, las respuestas al estrés no son simples ni constantes, sino que dependen de la duración e intensidad del estímulo y de la experiencia de los animales.

En los textos académicos se define al estrés haciendo referencia a un estímulo estresor y a la respuesta que genera. Desde este punto de vista, el estrés se puede definir como una respuesta biológica producida cuando un individuo percibe una amenaza a su homeostasis. Este término, definido por Walter Cannon, describe un estado estable de parámetros fisiológicos, al que se puede llegar mediante el equilibrio de los mismos dentro de los límites tolerables por diversos mecanismos.

Tal esfuerzo, se desarrolla en tres etapas consecutivas denominadas: fase de alarma simpática (breve, fugaz), fase de resistencia (duradera, estrés) y fase de agotamiento (pérdida de la adaptación y ruptura del estado de salud; distrés). Por lo tanto, resulta importante determinar cuándo el estrés se transforma en distrés y cómo medir ambos.

Las amenazas o estímulos que alejan al individuo de la homeostasises se conocen como agentes estresantes o estresores. Estos últimos se pueden dividir en varios grupos según su naturaleza, duración e intensidad. Según la duración de la respuesta generada, se clasifican en agudos (simples y de duración limitada) o crónicos (duración prolongada).

Un estresor agudo puede pasar a tener una respuesta de estrés crónico si se presenta en forma repetida o cuando su intensidad es anormalmente alta.

Los estresores pueden ser físicos (daño, sobreexigencia, excesivo calor o frío, ruidos) o psicológicos (eventos inesperados, frustración, aislamiento, separación maternal, hechos traumáticos). Todos estos tipos de estresores inducen diferentes respuestas, tanto conductuales como fisiológicas.

La respuesta o defensa biológica contra el agente estresante consiste en alguna combinación de las posibles réplicas generales: la comportamental, la del sistema nervioso autónomo, la neuroendocrina y la inmune. Como resultado, se alterará la función biológica, de manera que se producirá un desplazamiento de los recursos lejos de actividades que ocurrían antes de la actuación del estresor, denominándose a este cambio: el “costo biológico del estrés”. Si este es prolongado o de gran magnitud, el costo se hace muy elevado y la respuesta supone una carga significativa para el organismo.

Las respuestas conductuales pueden disminuir el riesgo y alejar al individuo del peligro, pero también pueden agravar las consecuencias fisiológicas a través de comportamientos autodestructivos. Esta respuesta incluye alteraciones en los umbrales cognitivos y sensoriales, aumento del estado de alerta, estimulación de la memoria selectiva y supresión de conductas reproductivas.

La respuesta fisiológica (incremento de la presión arterial, aumento de la frecuencia cardíaca, elevación de los niveles de glucocorticoides, alteraciones metabólicas e impedimento de realización de las funciones cognitivas) comienza con la activación del eje hipotálamohipófisis- adrenal (HPA), el sistema nervioso autónomo y el sistema inmune (SI), cuyos mediadores fisiológicos son los glucocorticoides (GC), catecolaminas y citoquinas, respectivamente.

Todos inician eventos celulares que promueven cambios adaptativos en las células y en los tejidos, protegiendo al organismo y promoviendo su supervivencia.

En la Figura 1 se muestran las principales estructuras anatómicas, involucradas y el funcionamiento del eje HPA.

Generalmente, cuando el estímulo estresante cesa, también lo hace la respuesta que este desencadenó en el organismo, el cual regresa a su equilibrio original. Por otro lado, si el estresor es muy intenso o de larga duración, lleva al organismo a establecer un nuevo equilibrio, que puede ser beneficioso o perjudicial.

El eje HPA es la respuesta neuroendocrina responsable de la regulación de la secreción de GC en la corteza adrenal y de desencadenar las respuestas ante una situación de estrés. Es solamente una parte del gran sistema central que integra las respuestas comportamentales, neuroendocrinas, autonómicas e inmunes frente a alteraciones en la homeostasis.

Una experiencia estresante desencadena la rápida activación del hipotálamo, que estimula al sistema nervioso simpático, el cual inicia la reacción de “lucha o huida” liberando adrenalina y noradrenalina de la médula adrenal, lo que conduce a una respuesta fisiológica. Además, se activa el eje HPA comenzando con la secreción de la hormona liberadora de corticotrofina (CRH) desde el hipotálamo, la cual promueve la liberación de la hormona adrenocorticotropa de la hipófisis, que estimula la liberación de GC en la corteza adrenal.

Los GC se unen a dos tipos de receptores, los de mineralocorticoides y los de glucocorticoides, que se encuentran especialmente en la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal, además de los órganos periféricos. De esta manera, se regula la transcripción y la represión de genes que conducen a cambios a largo plazo, y se inhibe el eje HPA por retroalimentación
negativa.

Los GC son hormonas esteroideas liberadas por la corteza adrenal. Su principal exponente es el cortisol. Los GC alcanzan todos los órganos a través del sistema circulatorio, estimulan la gluconeogénesis y la glucógenolisis y aumentan la proteólisis y la lipólisis.

Además, movilizan sustratos para el metabolismo energético, para amortiguar la respuesta primaria al estrés y las reacciones inmunes e inflamatorias mediante sus efectos rápidos.

El mecanismo subyacente implica una respuesta integrada, que comienza con cambios que llevan a modulaciones más lentas que involucran la transcripción de genes.

Actualmente, hay evidencias suficientes que demuestran que las consecuencias negativas que un estímulo aversivo tiene para el animal, no dependen de la naturaleza física de dicho estímulo, sino más bien de la medida en que el animal puede preverlo y controlarlo. Por consiguiente, se ha sugerido que el término “estrés” debería utilizarse solo cuando la situación a la cual se enfrenta el animal excede la capacidad de regulación del organismo, especialmente cuando dicha situación implica un cierto grado de imprevisibilidad y falta de control.

Factores que generan estrés en el ganado

De manera natural, los animales presentan una actitud de alerta y reaccionan ante cualquier estímulo novedoso que observan o escuchan. Es un comportamiento innato que le permite sobrevivir en estado libre.

En animales de producción los generadores de estrés pueden ser divididos en factores físicos, sociales (resultantes de las interacciones con los individuos de la misma especie) y las prácticas relacionadas con el manejo. Son estímulos, internos o externos, que activan involuntariamente el eje HPA generando una respuesta al estrés. Su origen es multifactorial, por lo cual, sus causas son difíciles de cuantificar, tipificar y por lo tanto controlar.

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