El Perú cuenta actualmente con una población de 5 893 629 cabezas de ganado vacuno de carne, lo que refleja una importante actividad pecuaria distribuida en distintas regiones del país. En 2024, la producción nacional de carne bovina alcanzó las 202 092 toneladas, con un liderazgo destacado de las regiones de Huánuco (13.6 %), Puno (11.5 %), Cajamarca (11.4 %), Lima (11.1 %), Ayacucho (6.3 %) y Cusco (6.1 %), todas con un papel fundamental en el abastecimiento del consumo interno.
Sin embargo, y a pesar de esta oferta significativa, el consumo per cápita de carne de res en el país se mantiene bajo: 6.11 kilogramos por habitante al año, en contraste con los 18 kilogramos registrados en promedio en otros países de Sudamérica. Esta brecha revela no solo un reto para el sector ganadero, sino también un potencial de crecimiento interno que podría dinamizar tanto el mercado como la economía rural, si se acompaña con campañas de información, educación nutricional y valorización del producto nacional.
Pequeños productores, la base de la ganadería nacional
De acuerdo con cifras oficiales, en el país existen 429 702 unidades agropecuarias dedicadas a la ganadería vacuna. De ellas, el 85 % está constituido por pequeños productores, que manejan menos de 10 cabezas de ganado, mientras que solo el 14.1 % corresponde a medianos y grandes productores. Esta estructura evidencia una fuerte atomización del sector y plantea la urgencia de implementar políticas diferenciadas, que atiendan las necesidades productivas, comerciales y sanitarias de los pequeños ganaderos.
Durante 2024, la saca nacional de ganado alcanzó 1 374 069 cabezas, de las cuales un 80 % (1 099 255 cabezas) se comercializó en plazas pecuarias, ratificando la importancia de estos espacios como canales esenciales para el productor. Sin embargo, aún existen limitaciones en infraestructura, sanidad, trazabilidad y capacidad de negociación, que impiden un desarrollo equitativo y competitivo de este subsector.
Importaciones superan ampliamente a las exportaciones
En materia de comercio exterior, el Perú continúa siendo importador neto de carne bovina. En 2024, las importaciones totalizaron 6780 toneladas por un valor de $18 843 385. Los principales proveedores fueron Brasil (52 %), Estados Unidos (18 %), Argentina (11 %), Bolivia (9 %), Uruguay (5 %) y Paraguay (4 %). Entre los cortes más demandados destacan carne deshuesada (36 %), bife ancho (20 %), bistec tapa (9 %), picaña (7 %) y lomo fino (6 %).
En contraste, las exportaciones de carne peruana aún son incipientes. En 2024 se exportaron apenas 13.28 toneladas, por un valor de $93 489, siendo el principal destino cruceros internacionales en tránsito por puertos peruanos. De este total, un 67 % correspondió a carne congelada y el resto a carne fresca o refrigerada, reflejando una presencia aún muy limitada de la carne nacional en mercados internacionales.

Propuesta de reactivación: Promover el consumo y mejorar la competitividad
Frente a este panorama, el Ing. Luis Llanos Cabanillas, jefe de Agromercado, presentó una propuesta integral para dinamizar el consumo nacional e impulsar la exportación. Su enfoque apunta a posicionar la carne peruana como un producto sostenible, de calidad y con identidad, a través de seis componentes clave:
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Creación de una marca institucional de carne bovina peruana que permita diferenciarla en mercados nacionales e internacionales.
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Capacitación técnica y organizacional a asociaciones ganaderas, para mejorar su capacidad productiva y comercial.
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Campañas comunicacionales de promoción del consumo interno, que destaquen los beneficios nutricionales de la carne y su versatilidad gastronómica.
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Contenido para redes sociales, que visibilice el origen andino o amazónico del producto y su contribución a la seguridad alimentaria.
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Videos con historias de éxito ganadero, que humanicen la producción y fortalezcan el vínculo emocional con el consumidor.
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Alianzas estratégicas con SENASA, para garantizar sanidad, trazabilidad e inocuidad, y facilitar el acceso a mercados internacionales.
Objetivos: integrar, mejorar y posicionar
La estrategia propuesta tiene como objetivos centrales la integración de toda la cadena de valor, desde el productor hasta el consumidor final; la promoción de una producción sostenible, respetuosa del medio ambiente; la mejora de la calidad del producto y del ingreso de los ganaderos; y la reducción de la dependencia de intermediarios para facilitar la comercialización directa.
Según el Ing. Llanos, el país está ante una oportunidad histórica de redefinir el rumbo de su ganadería de carne, apostando por una visión que combine tradición, innovación, sostenibilidad y justicia económica para miles de familias ganaderas.
Fuente: Agromercado


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