Autor: Ing. Agr. Oscar L. Ferrari
Consultor en producción bovina de carne
Resumen
La rentabilidad de una empresa de cría vacuna se fundamenta en que cada vaca ofrezca por año un ternero viable y que lo logre destetar exitosamente, luego de un tiempo determinado. En la Argentina hace muchos años que el promedio de destete apenas supera al 60%.
Entre las causas de esta situación se establecen la baja condición corporal previa y durante el servicio de los vientres y la elevada mortandad perinatal y posnatal de los terneros. El destete es una herramienta de manejo con que cuenta el criador para lograr una alta eficiencia reproductiva en su rodeo de cría. Consiste en la separación del Consultor en producción bovina de carne ternero de su madre. Las distintas edades al momento del destete deben ser analizadas
dentro del sistema de producción y dan lugar a distintas modalidades.
Introducción
Mientras países como los Estados Unidos de Norteamérica muestran un índice de destete del 89%, Canadá del 93%, Nueva Zelanda del 80% o Australia del 70%, la Argentina desde hace varias décadas está estancada con un promedio que ronda el 62 – 63% (siendo superior a esta media en la Región Pampeana y muy inferior en las regiones del NOA -noroeste argentino y del NEA – noreste argentino-). Como causales principales de esta situación, se consideran la baja condición corporal previa y durante el servicio de los vientres y la elevada mortandad perinatal y posnatal de los terneros.
La falta de capacitación del productor o de su personal, hace que complicaciones relacionadas con el parto no puedan ser resueltas con la rapidez ni efectividad requerida, resultando, muchas veces, en la muerte del ternero y/o de su madre. Es imprescindible que el productor y su personal sepan qué hacer, cuándo y cómo actuar y sobre todo que el personal
comprenda la utilidad de su accionar y su contribución en beneficio de la supervivencia de la vaca, de su cría y, en consecuencia, de la rentabilidad de la empresa, de la cual depende económicamente.
El adiestramiento del personal rural, responsable de los rodeos de cría, tiene que ser tenido en cuenta por los responsables de las empresas ganaderas, porque quienes están todos los días junto a las vacas, son quienes deben tomar decisiones y asumir acciones inmediatas que lleven a evitar pérdidas innecesarias.
Los recursos humanos capacitados representan una diferencia competitiva dentro de las empresas agropecuarias, pues
deben demandar personas que se integren y compartan los objetivos fijados por las mismas. Además de lo señalado, existen una serie de aspectos y medidas a considerar. Entre otras, se detallan:
A) Falta de control sanitario en vientres y toros: Las enfermedades reproductivas ocasionan graves pérdidas económicas en los rodeos de cría, debido a que producen: subfertilidad, infertilidad, interrupciones en la gestación (abortos), repetición de celos y muertes perinatales.
Las enfermedades reproductivas que se identifican con mayor frecuencia en la Argentina son, entre otras: tricomoniasis,
campylobacteriosis (ex vibriosis), brucelosis, leptospirosis, rinotraqueitis infecciosa bovina (IBR), diarrea viral bovina (DVB), neosporosis (causada por Neospora caninum) e infertilidad (causada por Haemophilus somnus). Salvo la tricomoniasis y la neosporosis, responden al control vacunal preventivo propuesto en un adecuado plan sanitario al que deben afectarse las vaquillonas y los toros de reposición y los vientres.
Es indispensable realizar el control sanitario anual a los toros que consiste en un sangrado para detectar brucelosis y tuberculosis, y en raspajes prepuciales para detectar venéreas. Si en estos últimos se identifica algún toro positivo a las enfermedades venéreas más importantes, debe ser eliminado del rodeo inmediatamente. Con el resto de la torada se deben continuar los raspajes hasta que la totalidad de los toros den negativo en tres raspajes sucesivos.
Por otro lado, el control anual a los toros permite observar si se produjeron lesiones u otras patologías en el pene (algunas vinculadas a la edad) mientras estuvieron en la época de servicio o cuando fueron retirados. No se aconseja que el productor preste el toro a su vecino dado el riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual. Si se han tomado las
medidas correctas realizando los análisis y revisaciones correspondientes y se lo presta a algún vecino y se desconoce en
qué condiciones sanitarias se encuentra su rodeo, puede contraer una enfermedad e ingresarla luego al establecimiento.
Los alambrados tienen que conservarse en perfecto estado para evitar que se produzcan “robos” que propaguen enfermedades. En el campo argentino se llama “robo” a la preñez no deseada, sea producida por toros propios o ajenos.
Es importante realizar todos los años previo a la temporada de entore la Prueba de Capacidad de Servicio a los toros. La Capacidad de Servicio (CS) se define como “el número de servicios que un toro realiza durante un período de entore a campo de 21 días, y puede predecirse con más de un 90% de exactitud por el número de servicios que un toro realiza en una sencilla prueba a corral durante un lapso determinado”. Por medio de esta prueba se evalúa a los toros y se establece la probabilidad de su agresividad sexual, que es la libido, y su habilidad de servicio. Esta prueba de Capacidad de Servicio permite también observar patologías de pene, no detectadas en el examen clínico, como por ejemplo la desviación en espiral del pene, adherencias, desviaciones ventrales o “en arco iris”, pérdida del glande y persistencia del frenillo, entre otras. Todos los años el toro tiene la posibilidad de sufrir alguna lesión, por tal motivo es muy importante realizar esta prueba de manera regular.
B) Pene en espiral: De acuerdo con la cantidad de servicios que un toro realiza en la prueba a corral durante veinte minutos se los clasifica en cuatro categorías: Muy Alta, Alta, Media y Baja CS. Si bien la prueba dura diez minutos, el resultado se expresa en veinte minutos mediante la aplicación de una fórmula. La cantidad de servicios que realiza cada toro de acuerdo a su categoría se observa en el cuadro 1.

Los toros de Muy Alta y de Alta CS son sumamente activos en la detección de celo y fundamentalmente sirven a las vacas en celo dos o más veces. Muchas veces el toro es subestimado dentro de un rodeo de cría, sin embargo, su función es de una importancia fundamental. Si una vaca falla se perderá un ternero, mientras que, si el toro falla, los terneros perdidos serán 25 o 30, dependiendo del porcentaje de toros en el rodeo.
Otro aspecto importante al momento de distribuir los toros en un rodeo es tener en cuenta la dominancia de los toros de acuerdo a su edad, a la presencia de cuernos o no y a su tamaño. Los toros vírgenes y los de mayor edad (7 a 8 años) son subordinados de los toros de 3 a 6 años.
Se recomienda poner a los toros vírgenes siempre solos en un rodeo. Lo ideal es usarlos con las vaquillonas y los de último servicio también solos en un rodeo de vacas adultas y no muy exigidos, pudiendo usarse en un 1% más que lo que se usa en los otros rodeos.
C) Servicio inadecuado de vaquillonas: En la Pampa Húmeda, el primer servicio puede realizarse cuando las vaquillonas tienen quince meses de edad, el 65% del peso adulto del promedio de las vacas de las mismas razas del establecimiento, un desarrollo corporal acorde a la edad y haber alcanzado la madurez reproductiva. Durante el servicio y con posterioridad a él, las vaquillonas deben seguir ganando peso porque a los dos años en el posparto, el peso vivo debe ser superior al 80% del peso adulto para que se preñen sin inconvenientes en el 2º servicio. La falla en el 2º servicio, lamentablemente, es un aspecto asumido en numerosos planteos de cría.
Para realizar un primer servicio exitoso, las vaquillonas tienen que haber alcanzado no sólo la madurez sexual sino también la madurez reproductiva, que es la condición de desarrollo de la vaquillona que permite que la preñez no afecte el desarrollo final del cuerpo de la hembra. La madurez reproductiva se alcanza alrededor de los 14 a 15 meses de edad.
Si antes de la madurez reproductiva en las hembras se exige el funcionamiento de los órganos de la reproducción, quedando esta preñada, se provoca una depresión en el desarrollo final del cuerpo, atribuible en parte a una alteración que experimenta la funcionalidad de la pituitaria en su actividad reguladora del crecimiento. Así, la hembra sufre un retraso en su crecimiento. Es común observar en el campo que las vaquillonas preñadas por “robo”, no alcanzan el tamaño adulto de las hembras que fueron preñadas cuando ya habían logrado la madurez reproductiva. Un tema importante es que esta categoría puede presentar problemas de parto (distocias). Para evitarlos, entre otras medidas de manejo, se deben elegir a las vaquillonas con un área pélvica superior a los 140 cm2 y emplear toros con facilidad de parto garantizada (que generen terneros con bajo peso al nacer). De esta manera parirán, sin ayuda, un ternero viable que no va a pesar más de 28 a 30 kg.
Los criterios más importantes de selección de vaquillonas previo al servicio son el análisis del:
• Peso corporal.
• Frame score (tamaño corporal adulto).
• Área pélvica (A.P.).
• Grado de desarrollo reproductivo (G.D.R.).
Sin embargo, la verdadera garantía de fertilidad para un grupo de vaquillonas es una alta tasa de concepción en el primer celo y una alta tasa de preñez al final del período de servicio. Serían buenos objetivos lograr entre el 60 y el 70% de preñez “cabeza” y más del 95% de preñez total después de un servicio de no más de 60 días de duración. Investigaciones realizadas en Nebraska, EE.UU., analizaron la relación entre el A.P. preservicio, el peso al nacer (P.N.) de los terneros y la incidencia de distocia.
Observaron que aquellas hembras que tenían mayores A.P. tenían menores dificultades al parto, aun pariendo terneros
más pesados. A partir de ello, relacionaron numéricamente el A.P. y el P.N. mediante la siguiente ecuación A.P./P.N. Cuando el resultado de este cociente era superior a 4,7, las vaquillonas parían normalmente, en tanto que en la medida que el número era menor, aumentaban los problemas al parto (ver cuadro 2).

La aplicación práctica de esta ecuación posibilita elegir los toros a utilizar según el A.P. de las vaquillonas. Si se divide el A.P. por el “factor de seguridad” (4,7) se obtiene el peso a nacer máximo que pueden transmitir los toros para que no haya problemas. Por ejemplo, una vaquillona con un A.P. de 140 cm2 debería parir sin dificultades un ternero de hasta 30
kg (140%4,7= 30). Se considera que los P.N. superiores a los 30 kg implican un mayor riesgo de presentación de distocias,
independientemente del sexo de la cría (son más propensos los casos de distocia cuando la cría es macho, por su mayor tamaño).
Se completa la selección preservicio por medio del tacto rectal, descartando vaquillonas que presenten problemas
para la reproducción. La evaluación del tracto genital permite la determinación de la ciclicidad (estructuras ováricas) y del
grado de desarrollo uterino. El objetivo es identificar a las vaquillonas que alcanzaron la pubertad tempranamente. Cuando más temprano empiece a ciclar una vaquillona, mayores serán las posibilidades que conciba a una edad que le permita parir su primer ternero a los 24 meses de edad.
En la Universidad de Colorado, EE.UU., se desarrolló un sistema de evaluación por palpación rectal de los cuernos uterinos
y de los ovarios en vaquillonas para la clasificación del tracto genital. Se tiene que realizar un mes antes del primer entore.
Las clasificaciones se situaron entre 1 y 5, siendo 1 infantil y 5 vaquillona ciclando con cuerpo lúteo palpable. Esta calificación mostró ser medianamente heredable por lo que las vaquillonas 1, y probablemente las 2, deben ser rechazadas.
Este carácter puede ser seleccionado positivamente usando toros de mayor circunferencia escrotal. Se ha observado que las hijas de estos ciclan más precozmente que las de los de menor perímetro. Este sistema denominado Grado de Desarrollo Reproductivo (G.D.R.) se ha adaptado en el país para facilitar la medición y hacer más sencilla su interpretación (clasificación de 1 a 4). Las escalas de desarrollo reproductivo son las siguientes:
• Vaquillonas con G.D.R. 1: tienen los órganos reproductivos inmaduros. Están lejos de comenzar su ciclo estral. Se consideran con infantilismo y se eliminan.
• Vaquillonas con G.D.R. 2: no están ciclando. Los órganos reproductivos tienen un mejor desarrollo que las de G.D.R. 1. Posiblemente la mayoría comience a ciclar en unos 45 días. De acuerdo a la decisión del profesional interviniente, en concordancia con el productor, pueden ser rechazadas.
• Vaquillonas con G.D.R. 3: son aquellas que están cerca de la pubertad, pero que no han ciclado todavía.
• Vaquillonas con G.D.R. 4: son aquellas que han ciclado por lo menos una vez. Está basado en la presencia de cuerpo lúteo, en el desarrollo del útero y de los cuernos uterinos.
Lo ideal es guardar para reposición la mayor cantidad de animales con G.D.R. 4. Por último, las investigaciones demuestran que el temperamento es una característica transmisible con un rango de mediana heredabilidad. Las hembras con mal temperamento son más difíciles de manejar y las extremadamente nerviosas muestran menores niveles de concepción por inseminación artificial. Por esta razón, es aconsejable descartar las vaquillonas con disposición inadecuada, dado que seguramente serán fuente de problemas de manejo.
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