Las cabras y el fenómeno de El Niño

Las cabras y el fenómeno de El Niño

MSc. Esp. MVZ Ricardo Lizarzaburu Castagnino
Gerente en Baume S.A.C.
Director Académico de INTAP – Lurín
Asesor de establos

Actualmente, los expertos no se ponen de acuerdo en determinar cuando iniciará el fenómeno de El Niño Global, algunos indican que será este mes (mayo), otros indican que iniciará con un 60% de certeza en septiembre y con un 80% de seguridad en octubre. Independientemente de cuando inicie este fenómeno, debemos tomar las precauciones debidas y prepararnos no sólo para que no nos afecte (por ejemplo, con la pérdida de cultivos y forrajes), sino para sacarle ventaja y provecho a un fenómeno que diversas culturas pre – hispánicas como los Mochicas, Waris o Incas aprovechaban e incluso veneraban.

En nuestro país existen 1.7 millones de cabezas de ganado caprino, distribuidas principalmente en el norte del país y en valles interandinos, ganado ya adaptado a las condiciones geográficas y medioambientales, no obstante, ha habido una falta de interés adecuado en ello debido a varios factores. Sin embargo, y a pesar de haberse reducido su población en medio millón de ejemplares en 10 años, esta especie tiene mucho por ofrecer siempre y cuando estén las explotaciones bien conducidas y direccionadas.

Las cabras son animales que pueden aprovechar de mejor forma los insumos fibrosos en comparación a otros rumiantes, pues presentan un rumen más pequeño y un abomaso más elongado en comparación con los bovinos y ovinos, por ejemplo; lo cual supone una ventaja competitiva anatómica al momento de poder establecer los parámetros productivos o el desarrollo de un proyecto de esta índole. Si bien se cree que las cabras comen de todo, el afirmar esto directamente podría obviar algo que yace implícito, que es, pueden aprovechar de forma más eficiente lo que consumen.

Representando una gran oportunidad para el bosque seco ecuatorial, los valles secos y valles interandinos, las cabras son una excelente alternativa frente a la situación actual por la cual atraviesa la ganadería, en donde ya hemos podido constatar que el forraje sigue presentando costos altos y los granos no han regresado a su precio pre – pandemia (están aún bastante lejos); este aspecto definitivamente incrementa los costos variables regidos por la alimentación, disminuyendo la rentabilidad de la empresa ganadera y, en algunos casos, llevando a la insolvencia y quiebre de las empresas.

No podemos esperar tener mejores resultados haciendo siempre lo mismo, y dadas las condiciones actuales, que parece ser más la calma antes de la tormenta, podemos abrir las opciones productivas por especie sin dejar de lado la ganadería bovina.

Las cabras son animales con una gestación de 154 días aproximadamente, presentan una mejor capacidad adaptativa al medio ambiente y al calor que las vacas, consumen una menor cantidad de materia seca y menor cantidad de agua en comparación con las vacas. Si bien la mayoría de las razas son poliestricas estacionales, esto puede ser llevado con un correcto manejo de la campaña lechera. Son más resistentes a cambios de temperatura, a las micotoxinas y presentan un porcentaje de mastitis anual, con las mínimas medidas de manejo de ordeño y sanidad, menor a 5%, algo que en vacas sería difícil de alcanzar.

Sin embargo, la especie no está exenta de problemas y, cuando las condiciones ambientales se tornan más húmedas y lluviosas, esta especie puede verse afectada por algunas enfermedades que también ocurren en otras especies productivas. El propósito del presente artículo es mencionar dos enfermedades infecciosas, las que son: la mastitis (y sus variables) y la listeriosis encefalítica, enfermedades que es más que probable, incrementen su incidencia producto de las lluvias provocadas por, el que se supone ya es, un Mega Niño Global.

La mastitis es una enfermedad multifactorial y compleja (Chaffer et al., 2003). Se define como la inflamación de la glándula mamaria, comúnmente causada por la invasión e infección de un patógeno. Se caracteriza por cambios físicos, químicos y bacteriológicos en la leche, así como cambios patológicos en los tejidos glandulares (Bergonier et al., 2003).

La glándula mamaria de la cabra se clasifica como túbulo – alveolar compuesta, consta de un estroma (armazón de tejido conectivo), parénquima (parte epitelial), conductos, vasos y nervios (Guzmán, B 2013). La incidencia anual de mastitis clínica en pequeños rumiantes es generalmente inferior al 5%, pero puede aumentar esporádicamente (Bergonier et al., 2003). Se han reportado brotes en los que la incidencia de mastitis clínica varía del 30% al 50% (Gelasakis et al., 2018).

Los casos de mastitis clínica pueden ocurrir en cualquier momento de la lactancia o del periodo seco (Menzies y Ramanoon, 2001). Diversos microorganismos pueden causar mastitis, siendo Staphylococcus aureus y Mannheimia haemolytica los patógenos causales de los casos más graves y potencialmente mortales (Ermilio y Smith, 2011).

Según Contreras et al., (2007), otros patógenos como Streptococcus spp, Enterobacteriaceae, Pseudomona aeruginosa, Corynebacteria, Mycoplasma spp y hongos pueden producir infecciones, pero la incidencia es menor. Las infecciones causadas por Staphylococcus aureus merecen especial atención debido a que es el principal agente patógeno
responsable de la mastitis clínica aguda como las mastitis sub – clínica en cabras (Contreras et al., 2007).

Se encuentra presente como agente comensal en piel, nariz y membranas mucosas de animales sanos. Sin embargo, también es oportunista, causando múltiples enfermedades infecciosas. Esta bacteria coloniza los extremos de la glándula mamaria o, de ser el caso, sus lesiones (Peterson et al., 2010).

S. aureus es responsable, aproximadamente del 40% de los casos de mastitis clínica en cabras lactantes y de aproximadamente el 80% de los casos de cabras lecheras (Digraskar et al., 2016). La propagación se da al momento del ordeño, cuando la leche contaminada con S. aureus de una glándula afectada entra en contacto con una glándula sana y las bacterias penetran en el canal del pezón. S. aureus secreta también varias toxinas que contribuyen con la patogénesis de
Mastitis (Contreras et al., 2007).

M. haemolytica es otro microorganismo importante que causa mastitis clínica grave, seguida de toxemia y necrosis gangrenosa (Omaleki et al., 2010), sin embargo; esta bacteria afecta con mayor frecuencia a ovejas que a cabras.

Por otro lado, los Staphylococcus coagulasa negativos, son patógenos de menor virulencia asociados principalmente a infecciones sub – clínicas. Aunque menos patógenos que S. aureus, los Staphylococcus coagulasa negativos también pueden producir mastitis sub – clínica persistente e incluso mastitis clínicas (Contreras et al., 2007).

Los reservorios se pueden encontrar como parte de la llora normal de la piel y ocasionalmente en el medio ambiente (Pyorala y Taponen, 2009). Las especies más comúnmente aisladas con S. epidermidis, S. caprae.

Hay que tomar en cuenta que la cabra produce más células somáticas en la leche que en la vaca, las células somáticas de la cabra están constituidas por células del epitelio glandular, de los conductos y la cisterna glandular, además de una porción importante de leucocitos y otra porción significativa compuesta por células citoplasmáticas (Paape y Capuco, 1997).

Los valores fisiológicos del conteo de células somáticas se han establecido entre 349 mil y 671 mil por ml de leche al ser evaluada con el equipo de Fossomatic y de entre 860 mil y 1 341 000 por ml determinadas con el Coulter Counter. Se ha observado que en las cabras al final de la lactancia existe una tendencia en el incremento del número de células somáticas, de igual forma durante las dos primeras semanas del parto para mantener sus niveles basales en las ubres sanas (Ferrer, 1994).

Recomendaciones:

1) Mantener una buena política de higiene.
2) Desinfección de corrales.
3) Tomar en cuenta la nutrición para el mantenimiento de la salud integral.
4) Separar a los animales afectados.
5) Ordeño frecuente (3 – 5 veces al día).
6) Utilizar un antibiótico efectivo (no usar cocteles).

Tener en cuenta de que la preñez en cabras depende casi exclusivamente del cuerpo amarillo, por lo que cualquier proceso inflamatorio con la consecuente producción de Prostaglandina F2α podría incrementar la predisposición a muerte embrionaria o fetal y aborto.

Listeriosis

Listeriosis es el término utilizado para denominar a las infecciones causadas por Listeria monocytogenes. El organismo se excreta en las heces por los animales portadores asintomáticos y, por lo tanto, se encuentra presente en el medio ambiente. Es un bacilo gram – positivo pequeño, anaerobio facultativo, no formador de esporas, intracelular facultativo capaz de multiplicarse en macrófagos y monocitos, lo que contribuye a su patogenicidad y a la mala respuesta al tratamiento antibiótico.

En bovinos y pequeños rumiantes, L. monocytogenes puede causar enfermedad neurológica (listeriosis encefalítica), queratoconjuntivitis, septicemia, mastitis, aborto y enteritis. La listeriosis encefalítica es la forma más común.

Esta suele ocurrir de forma esporádica, afectando uno o varios animales en el mismo hato en un corto periodo, a menudo asociada con el invierno, temporada de lluvias y la ingestión de ensilado mal preservado o forraje en mal estado. Se suele manifestar como una enfermedad multifocal del troncoencéfalo, que cursa con depresión, deficiencias de propiocepción, andar en círculos compulsivo y déficits de varios nervios craneales unilateralmente (NC V – XII). La depresión es el resultado de lesiones del sistema de activación reticular, que puede empeorar con una acidosis metabólica concurrente causada por la deshidratación.

La principal presentación de la listeria, en forma de listeriosis encefalítica o encefálica progresa más rápido en cabras y ovejas en comparación con los bovinos, especialmente si se trata de ganado joven. En estos, la muerte puede ocurrir durante los 3 o 4 días post aparición de los primeros signos clínicos, llegando la letalidad a ser cercana al 100% si no ha existido tratamiento.

Recomendaciones

1) Mantener en buen estado el forraje o ensilado.
2) Protegerlo de las lluvias.
3) Balancear dietas para cabras, con correctos niveles de proteína (superiores a 17%) (buscar mejorar la calidad de leche).
4) Fumigar los corrales frecuentemente y retirar el exceso de materia orgánica.
5) Separar a los animales afectados.
6) Sobre el tratamiento, hay buenos resultados con el uso de penicilina procaínica y potásica, adicionando además altas cantidades de tiamina.

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