Fuente: El Comercio
Los precios de los principales alimentos para las vacas –como maíz, soja y trigo– han registrado incrementos en los últimos meses, especifica Clímaco Cárdenas, presidente de la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Agalep). No obstante, el precio pagado por litro de leche se mantiene.
A la ganadería lechera en el Perú se dedican aproximadamente 452.000 productores, quienes a raíz de la pandemia del COVID-19 han enfrentado –desde octubre del año pasado– el aumento en más de 70% del precio en el alimento para sus más de 900.000 vacas, las cuales producen más de 2 millones de toneladas de leche anuales.
“Hemos ido registrando el incremento de los costos de producción por la subida de los principales commodities –como el maíz, la soja y el trigo- que son parte importante para la alimentación de nuestro ganado”, especifica a Día1 Clímaco Cárdenas, presidente de la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Agalep).
Incluso con esta situación, desde la asociación manifiestan que el precio por litro de leche –S/ 1,00– se ha mantenido durante estos meses, generando un perjuicio directo para los ganaderos lecheros en el país, cuando el precio pagado por las empresas acopiadoras de leche –como Gloria, Laive o Nestlé– debería ser de S/ 1,70, según indican.
En comunicación con nuestro suplemento, desde Gloria expresaron que actualmente están ofreciendo un plan de apoyo ganadero “asumiendo hasta el 50% de los precios internacionales de estos insumos”, de acuerdo con lo anunciado por Juan Carlos Belaunde, director de Asuntos Corporativos y Responsabilidad Social del Grupo Gloria.
En cuanto al tema, Christian Barrantes, director de la Dirección General del Desarrollo Ganadero del Ministerio de Desarrollo Agrario (Midagri) sostiene que, como Estado, “no entraban a regular el precio”. No obstante, subraya que se mantienen en diálogo con los diferentes actores.
A la fecha, Cárdenas de Agalep enfatiza que, de continuar esta situación, no podrán resistir “tres meses más”. “Cuando la persona toma la decisión de salir del negocio, volver a implementar un establo lechero toma más de cinco años. No va a ser fácil reponernos de esto”, observa.
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