La vacunación contra la mamitis colibacilar es una estrategia comúnmente implementada en granjas lecheras de los Estados Unidos (entre el 40 – 65% de las granjas la aplican).
Autor: Demetrio Herrera (qlettscp@gmail.com)
1. Introducción
A pesar de los esfuerzos de ganaderos y técnicos para mejorar la salud de ubre de los rebaños, la mamitis colibacilar sigue siendo un problema importante en muchas ganaderías.
En granjas donde las mamitis de origen contagioso están prácticamente erradicadas y con bajos recuentos celulares de tanque, entre el 20 y el 40% de los episodios de mamitis clínicas son provocados por coliformes. Escherichia coli, Klebsiella spp. y, en menor grado, Enterobacter spp. son los coliformes más comúnmente aislados de episodios clínicos de este tipo.
La presentación del cuadro clínico y sus costes derivados (leche retirada, coste tratamiento, reposición por muerte o sacrificio del animal, etc.) es muy variable, y depende primordialmente, más que de la patogenicidad de la cepa implicada, de factores ligados a la vaca.
En el presente artículo discutiremos los factores predisponentes y las medidas de prevención para luchar contra esta patología.
2. Patogenia
Escherichia coli, así como la mayoría de bacterias Gram-negativas, tiene en su membrana celular externa una macromolécula característica y esencial denominada lipopolisacárido (LPS).
Este LPS es el principal factor de patogenicidad de la bacteria y el desencadenante del típico cuadro de mamitis hiperaguda por coliformes.
La inyección intramamaria experimental de LPS en animales sanos provoca la misma sintomatología, y es dosis dependiente, provocando la muerte del animal a dosis altas.
La bacteria penetra únicamente vía canal del pezón, se multiplica rápidamente en la cisterna de la ubre y, en el proceso de multiplicación y lisis, la toxicidad y la potente capacidad inductora de citoquinas inflamatorias del LPS provoca en la vaca una sintomatología generalmente aguda, que cursa con una pérdida casi total de la producción láctea, una inflamación aguda del cuarto afectado y, a menudo, pérdida de apetito, fiebre, decaimiento, shock y, en algunos casos, la muerte del animal.
Dependiendo del estado inmunitario de la vaca la presentación puede ser no tan aguda. La infección crónica con episodios clínicos recurrentes también puede ocurrir, pero es menos frecuente.
La capacidad del sistema inmunitario de la vaca es clave para limitar la rápida proliferación de E. coli en la ubre y reducir la acción tóxica del LPS.
Los neutrófilos son los principales actores en la lucha contra las infecciones intramamarias.
Se encargan de secuestrar, matar y eliminar al patógeno, ayudados por anticuerpos opsonizantes, principalmente IgG2 y citoquinas proinflamatorias, las cuales son responsables del paso masivo de neutrófilos desde los capilares sanguíneos de la ubre hacia la cisterna.
La rápida movilización de los neutrófilos hacia la ubre es fundamental para reducir los efectos del cuadro clínico.
3. Factores predisponentes
La mayoría de infecciones intramamarias por coliformes se dan en las dos primeras semanas del periodo seco y, sobre todo, en el periparto.
Además, prácticamente la mitad de las mamitis clínicas que ocurren dentro de los primeros 100 días en lactación tienen el origen en el secado y periparto.
La presentación aguda o hiperaguda de la mamitis colibacilar no es exclusiva del posparto, pero sí un elevado porcentaje.
Las infecciones intramamarias por coliformes en Ia lactación avanzada, provocan casos leves o moderados que el propio sistema inmune de Ia vacas es capaz de resolver y a menudo pasan desapercibidos.
4. Tratamiento
El tratamiento se debe enfocar hacia la vaca, no hacia la bacteria. E. coli se multiplica rápidamente en la ubre alcanzando el pico de concentración en menos de 12 horas (Erksine et al., 1989).
El reconocimiento de los signos clínicos de mamitis colibacilar ocurre normalmente después de la máxima concentración bacteriana en la ubre.
Esta idea pone en duda la conveniencia de tratar con antibióticos la mastitis colibacilar. Además, hay muchos estudios que demuestran la pobre eficacia de los tratamientos antibióticos contra las mamitis por Gram-negativos.
Por lo tanto, nos centraremos en el tratamiento sintomático:
1. Suero hipertónico salino IV. La vaca debe tener acceso libre a agua limpia y fresca.
2. AINEs para controlar fiebre e inflamación.
3. Calcio, hierro y vitaminas ADE para potenciar la función de los neutrófilos.
4. Oxitocina y ordeños frecuentes. El propio dolor e inflamación inhibe la bajada de la leche. La oxitocina ayuda a un mejor vaciado de la ubre, eliminando así mayor número de bacterias.
5. Antibióticos activos frente a Gramnegativos por vía parenteral (como preventivo de la sepsis, no para curar la infección).
5. Prevención
Teniendo en cuenta la baja eficacia de cualquier tratamiento frente a la mamitis colibacilar hiperaguda, la prevención es el mejor tratamiento posible.
Conociendo los períodos de máximo riesgo y los factores predisponentes, las estrategias de prevención se centran básicamente en 2 vías:
1. Minimizar la exposición de la punta del pezón a la bacteria presente en el ambiente: Extremar la higiene de las zonas de descanso de las vacas, especialmente patios de secas, pre y posparto; teniendo en cuenta que estos son los periodos de máximo riesgo de contraer infección intramamaria por coliformes.
Cubículos o camas limpias y secas son claves para evitar la proliferación de E. coli en las zonas de reposo.
Los materiales inertes, como son la arena o marmolina, son más adecuados que los orgánicos (paja, serrín o cascarilla), proliferando menos las bacterias.
Ordeñar pezones limpios y secos.
2. Incrementar la resistencia del animal a la infección:
Minimizar el estrés de cualquier tipo.
Raciones y estrategias de alimentación que reduzcan al mínimo el BEN y su duración en el tiempo. El objetivo es maximizar la ingesta de materia seca.
Asegurar los aportes necesarios de Vitamina E y Se en la ración, importantes para el sistema inmune, ya que incrementan la actividad fagocitaria de los neutrófilos.
Los estados carenciales de estos elementos incrementan la posibilidad de sufrir mastitis y también la severidad y duración de la infección.
Vacunación
La vacunación contra la mamitis colibacilar es una estrategia comúnmente implementada en granjas lecheras de los Estados Unidos (entre el 40 – 65% de las granjas la aplican).
Las más utilizadas son vacunas basadas en la cepa J5 de E. coli. Esta cepa es un mutante que carece de la cadena O-polisacárida del LPS, dejando expuesto al sistema inmunitario el antígeno “core” del LPS.
A diferencia de la cadena O-polisacárida, la composición y estructura de dicho antígeno “core” se encuentra muy conservada entre los distintos Gram-negativos, por lo que las vacunas con J5 inducen anticuerpos opsonizantes “anticore” con inmunidad cruzada contra diferentes cepas de E. coli y otros Gram-negativos.
La eficacia de la vacunación en la protección contra la mamitis colibacilar aguda ha sido demostrada en diferentes estudios de campo.
En numerosas referencias bibliográficas se constata que la inmunización con J5 no previene las infecciones intramamarias por coliformes, pero sí reduce la aparición del caso clínico, su severidad y las pérdidas económicas por muerte o sacrificio del animal.
Según algunos estudios económicos llevados a cabo en los EE. UU., un programa vacunal contra este tipo de mastitis es económicamente rentable cuando más del 1% de las lactaciones se ven afectadas por mamitis colibacilar.
De acuerdo con la bibliografía, la vacunación puede ser una herramienta de gran utilidad en la prevención de las mastitis causadas por Gram-negativos en granjas donde existe tal problemática.
Considerando que el posparto es el periodo más crítico y donde se dan la mayoría de casos clínicos por las causas ya citadas, el objetivo deber ser potenciar la inmunidad en este periodo, vacunando los animales en el secado y revacunando antes del parto.
Una dosis de recuerdo durante los primeros meses de lactación puede ser apropiada para prolongar la duración de la inmunidad.
En climas cálidos y húmedos, donde la incidencia puede ser alta en los meses de verano, una dosis de recuerdo a todos los animales podría proteger también el rebaño.
Conclusiones
La mastitis colibacilar es una patología importante en muchas explotaciones por el impacto económico que conlleva.
La prevención es la mejor herramienta para controlar este problema. El manejo del periodo seco y en el periparto es clave.
Vacas alojadas en patios o cubículos limpios, secos y confortables van a reducir las infecciones intramamarias por coliformes.
Además, estrategias de alimentación que minimicen el BEN en el posparto y reduzcan el estrés ayudarán a la vaca a luchar contra la mastitis hiperaguda.
Por último, señalar que un protocolo de vacunación en el secado, puede ser de gran ayuda para prevenir los casos clínicos por coliformes en las explotaciones donde exista esta problemática.
Bibliografía
Para conocer la bibliografía del artículo comunicarse al correo: luis.mendoza@hipra.com.
Deja un comentario